La alegría de Vivir

 

Una posibilidad para recuperar la inteligencia espiritual de  los cinco órganos y las cinco entrañas

INTRODUCCION:

 

Dice el So Wen o clásico de la Medicina China: El capítulo “Exposición clara de los cinco tipos de chi o de prana:  “El Corazón  atesora el shen es decir el espíritu y la alergia de vivir, los Pulmones, el coraje, la osadía y la valentía, así como el recuerdo negativo o positivo; el Hígado la creatividad y acompañado de la vesícula Biliar, la capacidad de decisión, de la misma manera, en esta alma habita la puerta para abrir el espíritu; en el Bazo  – Páncreas habita, la idea, la imaginación, así como la capacidad de análisis y de reflexión y en los Riñones, la voluntad. Esa fuerza de co –creación, de hacer que suceda aquello que habita en nuestra conciencia, como parte de nuestra responsabilidad humana”.

Esos términos son síntesis explícitas de los médicos de la antigüedad en China respecto a las actividades mentales. Las actividades mentales del hombre se materializan en la esencia adquirida y el surgimiento del shen o el espíritu, por su lado, es congénito y proviene de los padres y de sí mismo, así como del aire que respiramos y el tipo de alimento que consumimos. Solamente sobre la base del nacimiento del shen se pueden producir las actividades mentales. Como el Corazón atesora el espíritu, el Corazón es considerado administrador de las actividades mentales.

“El alma, el coraje, la idea, la voluntad, así como la preocupación, y cosas semejantes se llama shen. En resumidas cuentas, el shen anida en el Corazón  por lo que todos los cambios emocionales y de voluntad son administrados por el Corazón, es decir, éste es donde está el shen de todo el cuerpo” y los otros órganos administran sus respectivas actividades mentales bajo el mando del Corazón.

La alegría y la euforia, la ira, la rabia y el orgullo, la ansiedad, la melancolía, el recuerdo negativo, la reflexión y el análisis , la tristeza, el miedo y el terror, o sea, los cinco factores emocionales, se alteran y cambian, lo cual constituye el reflejo diferente del cuerpo humano sobre el mundo objetivo, son actividades mentales normales. Estos cambios emocionales son producto de la actividad de las funciones de los cinco órganos y las cinco entrañas. El capítulo “Tesis sobre fenómenos de reflexión Yin y Yang” de Suwen dice: “El ser humano tiene cinco órganos para formar cinco tipos de chi o prana; de allí nacen la alegría, la ira, la tristeza, la obsesión, la ansiedad y el temor, el Corazón refleja alegría de vivir; no ser capaz de vivir la vida o realizar nuestro trabajo con alegría es una deficiencia de yin y de yang del corazón, lo que lleva a la amargura, tristeza y ángor.

El Hígado alberga, la rabia, la ira, la frustración y el orgullo, la falta de tolerancia y la incapacidad para tolerar frustración dependen del hígado y la vesícula Biliar. EL Bazo Páncreas maneja el análisis y la imaginación, no ser capaz de imaginar o de cocrear, así como necesitar de analizar mucho una idea para poder darle marcha,  es un estancamiento de la inteligencia espiritual el Bazo, lo que hace al ser humano, terco, amarrado e indeciso, ya que atrapa la capacidad de decisión de la vesícula biliar.

Los Pulmones manejan el recuerdo negativo y positivo así como la añoranza y la melancolía que finalmente se convierten en depresión. No ser capaz de dejar el pasado atrás y de reinventarse es una deficiencia de yin y yang del Pulmón, se requiere de suficiente yang y yin del pulmón y del intestino grueso para tener buena capacidad de re – inventarse o lo que hoy día se llama resiliencia.

Los  Riñones, guardan el miedo, el temor, la incertidumbre, la pérdida de fe y certeza, así como la gracia divina ante nuestra conciencia, y esto debilita la voluntad. ”La voluntad es la fuerza espiritual del riñón. Es decir la capacidad y fuerza de co – creación de concretar lo que existe en nuestra conciencia. Cuando la voluntad es débil, el miedo aumenta y la capacidad de co-creación disminuye, por ende la humildad del hígado es poca, esto alerta al hígado y vuelve al ser humano lleno de orgullo, frustración e ira.

En este orden de ideas se inicia el ciclo para que se cierre la puerta de la vida o del destino. Es decir se pierde la capacidad de poder abrir o de encontrar en sí mismo aquellos designios del espíritu  para los cuales fuimos enviados a este plano, lo que lleva al ser humano a sentirse desgraciado y a no encontrar su propósito en la vida. Esto explica por qué los elementos del mundo externo pueden causar cambios emocionales únicamente cuando ejercen su influencia en los órganos internos correspondientes.

Por: Shi Fu  Dr. Triana.

Continuara…